miércoles, 12 de marzo de 2008

Sea moderno, mire al pasado.


¿Por qué razón nos empeñamos en fotografiar con cámaras mecánicas? Las cámaras modernas lo hacen todo mucho más fácil. Tan sencillo que el usuario puede tener tan pocos conocimientos como quiera. ¿Entonces, cuál es la explicación de esta atracción tan poco práctica? ¿Nos gusta complicarnos la vida? Tal vez sí.
¡CÓMO SON LAS CLÁSICAS!
Una cámara clásica es un aparato que no aguanta bromas. Definitivamente seria dice: “Mire, usted, soy una cámara fotográfica clásica, si no sabe usarme, haga el favor de dejarme tranquila.”
Al margen de la calidad artística (la fotografía es otro tema, aquí se trata de al obsesión por el aparato)  la toma de una imagen con una cámara moderna casi nos exime de responsabilidad: menos el encuadre, el resto lo hace ella todo, o lo puede hacer. 
Por el contrario, a los usuarios de una cámara clásica nos gusta sentirnos responsables( o expertos, un poco chulitos, tal vez...); la foto la hacemos nosotros y nuestra cámara. 
Bien o mal, pero nosotros.
Antes de disparar una clásica se requieren conocimientos que nos hacen ser protagonistas. Tal vez no tengamos el ojo, la mirada del verdadero fotógrafo, pero sabremos hacer fotografías aunque no tengan una calidad notable. Por cierto, ninguna cámara nos proporcionará el ojo del fotógrafo, eso es un don no demasiado trabajable.
La historia de la fotografía está llena de fotos memorables realizada con estas cámaras clásicas. La mayoría de usuarios de cámaras modernas no dudaría en firmar estas fotos que aun con todos los automatismos, teles y angulares, no conseguirían hacer.
Es difícil cargar la cámara, con una película que ya es escasa y cara. El enfoque es delicado y requiere de conceptos como “profundidad de campo” e “hiperfocal”. Encuadrar con un visor de los años 30 siempre es una experiencia de aproximación. La medida de la luz es una estimación arriesgada que nos conecta con un antepasado siux, necesita práctica. La exactitud de la velocidad del obturador es una quimera, la experiencia no irá indicando cuál es la real, a despecho de la nominal.
Antes de disparar, nos lo pensaremos dos veces, porque hacerlo es una trabajera. Calculo que, en las misma circunstancias, una persona hara tres veces más fotos con una cámara automática que con una telemétrica.
Fáciles no son.
MENOS ES MÁS
Las cámaras modernas funcionan por alguna razón oscura y misteriosa. No acabamos de entenderlo. Disparamos y, creo, se disparan una serie de descargs eléctricas que dan como resultado la creación de una imagen. Algunas cámaras incluso incorporan un dispositivo que reproduce el sonido del obturador de una cámara clásica.
Por el contrario, cuando disparamos una clásica podemos oir e imaginar la secuencia de movimientos de centenas de piezas que ordenadamente transmiten el movimiento de unas a otras hasta completar la tarea. En resumen, palancas y muelles. Un entramado de piezas cercano del organismo humano.
Las manos rechazan las cámaras modernas. No se impregnaran del olor de una cámara moderna porque la superficie de estas es aséptica: una carcasa plástica teñida con pigmentos que imitan los cromados.
Contrariamente, una clásica tiene un tacto cálido. Es más nuestra. Se deja cuidar, si la limpiamos con cuidado, recupera un aspecto noble. Les recomiendo probar con cualquier funda o tapizado de una clásica. No intente recuperar el acabado de una moderna, sencillamente no se puede.
Las cámaras modernas están pensadas para ser sustituidas. ¿Cuántas cámaras de los 80 aguantarían un examen estético hoy en día? Las clásicas está tocadas per un espíritu artesano que les proporciona algo de únicas. Exclusividad que transmiten al mirarlas o tocarlas. Tienen la elegancia de la no estridencia. No estaban pensadas para una temporadita, no, se pasaban de padres a hijos. La foto era un acontecimiento y el aparato tenia la misma alma.
AÑORANZA
Pero nada de esto explica tan incómoda afición. Una cámara clásica es un objeto del pasado. ¿Qué relación tiene cada usuario con el pasado? ¿Queremos actualiarzo? ¿Idealizamos el pasado? ¿Queremos hacerlo presente por medio de un objeto que ennoblecemos?
Todo usuario de una clásica se debería preguntar  sobre su particular añoranza del pasado.

No hay comentarios: